Pulverizar el producto sobre la superficie a limpiar con un pulverizador adecuado de baja presión. Diluir 1:1 a 1:10 con agua, dependiendo de la intensidad de la suciedad. Tras un breve tiempo de exposición, repáselo con una almohadilla de limpieza o un cepillo de lavado y, a continuación, aclárelo a fondo con abundante agua.
ATENCIÓN: Los fuertes cambios de temperatura y la luz solar directa pueden provocar decoloración, pero no afectan al rendimiento del producto. No aplicar sobre superficies calientes, no dejar secar. Proteger del frío.